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La rigidez cognitiva en el autismo: ¿amigo o enemigo?

17/02/2024
La inflexibilidad cognitiva en las personas autistas

Hoy he estado en un taller sobre autonomía para peques neurodivergentes que daba María de Bambú Pedagogía. La verdad es que ha sido muy interesante.

En un momento dado ha salido, cómo no, la rigidez cognitiva. Estábamos de acuerdo con que es muy necesaria en el autismo porque nos trae paz, y que todo intento por flexibilizarla suele ser una lucha perdida y con un coste muy alto.

Pero, hoy también, me he sorprendido con uno de estos pensamientos (rígidos). Me he dado cuenta, y por primera vez, que estaba metiéndome en un jardín del que no saldría contenta. Debía flexibilizar mi pensamiento.

Entonces, ¿la rigidez es buena para los autistas o no?

Índice

    En qué consiste la rigidez cognitiva

    Se trata básicamente de la necesidad de mantener sin cambios o con pocos cambios nuestro entorno. Hay quienes lo llaman manías o cabezonería, pero para mí, es una definición muy superficial, ya que sólo tiene en cuenta la superficie del comportamiento, sin tener en cuenta la motivación que nos lleva a tenerlo.

    Hacer las cosas siempre de la misma manera, ver siempre la misma serie, cenar siempre ensalada (como hablábamos en el taller de esta mañana) o ir siempre por el mismo sitio. Son patrones, invariantes, predecibles, muy predecibles. Y eso, eso es muy bueno.

    En un mundo tan hostil para una persona autista, con tanto cambio impredecible para nosotros, todo lo predecible es hogar. Así, es. La rigidez mirada desde este punto de vista es igual a paz, tranquilidad y regulación.

    Visto desde este punto de vista, se pierde la connotación negativa que le daban adjetivos como cabezonería o maniático. Ahora se muestra mucho más benévola, y lo más importante, se muestra como una herramienta.

    La inflexibilidad cognitiva, ¿aliado o enemigo?

    Volviendo al punto en el que he detectado que mi inflexibilidad me estaba llevando a un problema. ¿Cómo puede ser esto si hemos dicho que para un autista es una herramienta y nos trae paz?

    Imagina que intentas abrir una lata con un martillo y un clavo. Estas dos herramientas que vienen tan bien para colgar cosas en la pared, es completamente inútil si la queremos usar para abrir latas.

    Algo parecido le ocurre a esta inflexibilidad. Cuando se usa de modo inadecuado, nos puede llevar a un problema mayor del que queremos solucionar.

    Os pongo en contexto.

    Cuando la rigidez cognitiva es mala: mi propia experiencia

    Estaba pensando cómo mejorar la disposición del baño. Tenemos un mueble que sirve bien para apoyar cosas, pero no es tan bueno para almacenar en su interior porque tiene forma de cubo y para sacar lo que tienes en el fondo tienes que sacar todo lo de arriba.

    Estuve pensando qué podríamos almacenar y que diese igual lo que haya debajo (hasta cierto punto). ¡La ropa sucia!. Y, ojo, porque ya viene mi pensamiento rígido que casi me mete en problemas serios con mis funciones ejecutivas.

    Me dí cuenta de que el cesto que tenemos actualmente es mucho más grande de la capacidad de este mueble, que tampoco es pequeño, así que pensé: «bueno, si me pongo como objetivo poner una lavadora más a menudo, no tendré problemas con el volumen del mueble».

    Error.

    Cómo salir de una situación muy rígida

    En otra ocasión me habría casado inmediatamente con esa idea. Habría cambiado la ropa sucia al mueble y me habría llenado el móvil de alarmas para recordarme que ahora, tenía que poner varias lavadoras más a la semana.

    Lo que habría ocurrido después de un tiempo, más o menos largo, es que me habría visto agotada (mis funciones ejecutivas hubieran entrado en colapso) por cualquier otro motivo ajeno a la lavadora. Eso me habría llevado a unos días de parón en la rigidez de mis rutinas. Cuando hubiera salido de este parón, y tuviese alguna neurona dispuesta a hacer análisis, habría llegado a la conclusión de que tengo varias tareas que puedo obviar, entre ellas, poner tantas lavadoras.

    Pero hoy no. Hoy me di cuenta antes de meterme en todo este berenjenal de que estaba siendo demasiado rígida. Me di cuenta de que quizá la solución no es forzarme más, sino buscarle otro uso a ese mueble. Mira, de hecho, ahora mismo escribiendo este artículo se me ha ocurrido que puedo llenarlo de rollos de papel higiénico (lo compramos en Costco, que sale baratísimo, pero vienen miles de rollos – estoy siendo muy exagerada), o bien meter las toallas limpias y así evitar la sensación de tocar una toalla húmeda, como hablo en este vídeo.

    Algunos consejos

    Sin ser experta en ningún tema, más que en salir de jardines en los que yo sola me meto, quiero darte algunos consejos que a mí misma me han venido bien para darme cuenta de estas situaciones.

    • Conoce el problema: lo primero de todo es saber que estás haciendo esto. Te animo a que cojas un boli y un papel y anotes situaciones de tu vida cotidiana en las que te hayas visto en esta misma situación.
    • Identifica: es importante saber que existe el problema, pero de ahí a tenerlo resuelto va un trecho. Ahora es momento de indetificar en el día a día estas situaciones.
    • Toma acción: ahora que ya has ido identificando estas situaciones (después de haber identificado varias) es momento de parar, como hice yo y buscar un camino alternativo.

    Esto que aquí se lee rápido, en la vida real te puede llevar meses, incluso años. Es totalmente normal, sobre todo cuando tenemos tan automatizado un proceso como en mi caso era éste. Yo lo he descubierto hoy por primera vez, pero llevo mucho tiempo tratando de identificar estos pensamientos.

    Si crees que este objetivo se puede quedar en la intención, te recomiendo que te lo apuntes en un post-it y lo vayas leyendo de vez en cuando. Es la única forma de tenerlo siempre presente y estar atento a la detección.

    Y si quieres que te ayude desde mi experiencia a tratar este tipo de situaciones, puedes escribirme y lo hablamos en una sesión privada.

    Conclusión

    Entonces, ¿en qué quedamos?, la rigidez es bueno o no. Bueno, pues creo que sí, siempre y cuando seamos capaces de evaluar las consecuencias que nos va a traer esa rigidez.

    Un patrón de comportamiento que está probado y que nos trae estabilidad, nos aporta paz y algo predecible después de un día lleno de sorpresas, es una buena rigidez.

    En cambio, si esa rigidez de pensamiento nos lleva a un esfuerzo desmesurado o algo, que en general va a ser nocivo para nuestra salud, física o mental. No, en ese caso no hablamos de una rigidez buena y quizá nos estemos dejando llevar por «deberías» que ni son nuestros, ni muy probablemente, estén alineados con el respeto a las personas autistas.

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